HALLADA UN ACTA NOTARIAL DE 1694 QUE AVALARÍA EL MILAGRO DE LAS ESPIGAS
La casualidad pone al descubierto un sorprendente documento histórico que acredita el llamado ‘milagro de las espigas’ y data el origen de la cosecha que ha llegado hasta nuestros días.
Fue Dña. María Jesús Castro, camarera de la advocación mariana y miembro del equipo de gobierno de su cofradía quien, hace un año, buscando en los Libros de Difuntos del Archivo Parroquial (Tomo 2, folio 214, que abarca varias décadas del sigloXVII), datos relacionados con la muerte del pintor Francisco Zorrilla, se topó, sorprendida, con un extraño folio que había sido insertado al revés. Fue éste un detalle que le resultó especialmente llamativo porque se encontraba: "cosido intencionadamente al revés del sentido del resto del libro. Acaso para que, llegado el momento, llamara la atención de quien trabajara con este libro", explicó el mayordomo D. Juan Carlos Iturriaga en la rueda de prensa convocada a este efecto el pasado mes de agosto.
Una vez abierto el documento y adaptado su contenido en castellano antiguo al castellano actual, éste, rezaba así:
«Yo, Antonio de Arconízaga, notario apostólico vecino de la villa de Haro y escribano real del número y ayuntamiento de ella, doy fe y verdadero testimonio cómo hoy viernes, tercero de Cuaresma en que se ha predicado el sermón de la viña, día de San Gregorio Magno, doctor de la Iglesia, doce de mayo de este año de mil y seiscientos y noventa y cuatro, entre cuatro y cinco de la tarde, a presencia del reverendo padre fray Mateo de Anguiano, predicador y visitador y secretario que ha sido de la provincia de la villa de la Orden de Agustinos; y del licenciado don Diego Hurtazasarra, presbítero y beneficiado en las parroquiales de dicha villa de Haro; y también a presencia del licenciado don Juan de Ochagabía, presbítero y natural de la villa de Nalda y capellán del Santuario de Nuestra Señora de la Vega, extramuros de la villa: el dicho licenciado don Diego de Hurtazasarra me entregó a mí, el dicho notario, una espiga. La forma exterior de cebada y el capullo también de cebada, y el grano era de trigo extraordinario. Y de ella saqué seis granos, los cuales a presencia de dichos religiosos y sacerdotes arriba dichos, sembré en la huerta adjunta a dicho santuario de dicha santa imagen de Nuestra Señora la Virgen de la Vega, en parte señalada, la cual dicha espiga tuvo origen como es público y notorio de un trigo que Nuestra Señora de la Vega milagrosamente convirtió de cebada en él, en un lugar de esta comarca que, a instancia de una persona devota que se lo pidió, se lo concedió. Y para que así conste, lo signo y firmo en la dicha villa de Haro dicho día».
El contenido del texto dejó perpleja a su descubridora, gran conocedora de todo lo correspondiente a la advocación jarrera y enseguida comprendió su importancia y trascendencia a la hora de validar el más asombroso y conocido milagro de la patrona de Haro. Así pues se puso de inmediato en contacto con el párroco D. Carlos Esteban y el mayordomo de la Cofradía Juan Carlos Iturriaga quienes tras un tiempo de estudio y una vez acordada por el responsable de la parroquia jarrera la entrega del documento en custodia a la cofradía, se presentó en sociedad y fue expuesto al público en el Museo Virgen de la Vega.
LA IMPORTANCIA DEL ACTA NOTARIAL DE 1694 A LA HORA DE AUTENTIFICAR EL LLAMADO EL MILAGRO DE LAS ESPIGAS
El Pasado día 14 agosto de 2014 se desvelaba el hallazgo de un importante documento, se trataba de un acta notarial fechada en 1694, en le que básicamente se da fe de la extracción y posterior plantación de unas semillas pertenecientes a una espiga de las originada en el más popular de los milagro de la Virgen de la Vega, momento éste que sería el inicio de la actual cosecha de espigas. Independientemente de la importancia del documento como tal, el acta encontrada nos aporta una interesante serie de datos que contribuyen notablemente autentificar el llamado "Milagro de las espigas".
Hasta ahora la constatación de los hechos se basaba en dos importantes datos, por un lado la reseña que hace el Padre Mateo Anguiano en su libro "De los Santos y de los admirables santuarios de la provincia de España que llaman Rioja". también conocido como "Compendio historial de la Provincia de la Rioja" editado el año 1704, de la cual se establece que el suceso ocurrió hacia 1664. Teniendo en cuenta que el padre Anguiano nació en 1610 debemos concluir que no relato una leyenda antigua o una piadosa tradición sin garantía de verdad sino un hecho constatable por el propio autor coetáneo de los hecho y conocedor del lugar. En segundo lugar la prueba mas fehaciente e incontestable de la veracidad del milagro lo constituía la existencia de unas espigas con las características que describe el milagro: Espigas de cebada con granos de trigo en su interior, y cuyo cultivo estaba a cargo de la cofradía desde tiempo indeterminado. A esta prueba incontestable podía oponerse la falta de una relación directa entre las espigas y el milagro pudiéndose sospechar una asociación posterior al milagro.
Una y otra prueba se han visto reforzadas con este documento recientemente aparecido en el archivo parroquial. En primer lugar el mencionado documento sitúa al padre Mateo Anguiano en la villa de Haro, apenas 12 años antes de la publicación de su libro y 30 años después de que ocurriera el milagro que relata, lo que indica que no relato una leyenda popular ni una piadosa costumbre sino un hecho que pudo constatar en persona, in situ y seguramente con protagonistas directos de aquel suceso, ya que la viuda protagonista podía perfectamente estar viva aún y seguro que lo estaban los pequeños hijos de la misma, y otros muchos testigos directos beneficiados del suceso, y que sin duda, como veremos, conservaron alguna de esa espigas como curiosidad o devocionario particular.
Pero además el Padre Anguiano no aparece en el acta como visitante ocasional de la villa sino como actor directo de un hecho relacionado directamente con el milagro de las espigas. Efectivamente, podríamos asegurar que es él y su interés por esa España de los milagros lo que lleva al párroco local y al capellán del santuario de la Vega a levantar acta y realizar aquella primera siembra, en la huerta de la iglesia, de las semillas de las espigas del milagro: Algo que no se había hecho en los treinta años anteriores, con peligro para la conservación de la fehaciente prueba de un hecho extraordinario, debió ser iniciativa, seguramente, de la poderosa sabiduría de este capuchino riojano y universal.
El segundo de los temas abordado es la asociación directa, que el acta notarial concede a la actual cosecha de espigas que realiza la cofradía, con las espigas herederas directas de las generadas en el milagro. Ya que el acta notarial a que nos referimos va dirigida a dar fe de la extracción de semillas de una espiga de cebada de la que se dice "es notorio" procede del milagroso suceso que el mismo notario relata , y su inmediata siembra en un lugar señalado de la huerta aneja al Santuario de la Vega. Así pues el acta certifica la relación directa de las espigas actuales con las generadas en el milagro y la perpetuación de éstas a través de los años y de las generaciones sucesivas de devotos de la virgen de la vega.
Pero quizás el más valioso testimonio que presta éste acta con respecto al asombroso milagro de las espigas es la certificación indirecta de su ocurrencia que hace el notario en su acta. Efectivamente, en el texto del acta en un momento dado y para justificar todo lo que se estaba haciendo (¿que importancia tenia aquella espiga para sacarle unos granos y emplearlos como simiente delante de un notario ?) el notario afirma " la cual dicha espiga tuvo origen como es público y notorio de un trigo que Nuestra Señora de la Vega milagrosamente convirtió de cebada..... ", y sigue con una descripción del milagro en los mismos términos que usaría años después el Padre Anguiano en su libro. Deja así claro este acta notarial que la ocurrencia del milagro era publica y notoria entre los habitantes de Haro, a penas 30 años después de ocurrido y por lo tanto.
Concluiremos pues, que la aparición de este acta permite de un modo único certificar la autenticidad de tan increíble milagro alejándolo de las sospechas que por su asombrosa factura pudieran suponer fraude o manipulación por una transmisión oral legendaria.