HISTORIA DE LA BASILICA

LA BASILICA DE NUESTRA SEÑORA DE LA VEGA.

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ANTECEDENTES
En la Rioja Alta, aparece tempranamente un fuerte impulso constructivo (sobre todo en lo que a arquitectura religiosa se refiere), que supone tanto la reconstrucción de algunos edificios, la mayoría documentados, como una nueva fábrica para otros. En algunos casos, la ausencia de estilo arquitectónico (asociado en la región a unas formas de transición plenamente enlazadas con las del periodo anterior), y el enorme lapso de tiempo transcurrido desde el comienzo de la obra hasta su finalización, tiene como consecuencia una inevitable amalgama estilística que, afortunadamente, irá desapareciendo de manera progresiva.
En el siglo XV asistimos de nuevo a una cierta inquietud constructiva, ya con diferentes premisas: en Haro, a principios de la centuria, se edifica el monasterio de San Agustín. Posteriormente será Santo Tomás y después la Basílica de Nuestra Señora de la Vega, configurando un importante triángulo arquitectónico, de profunda personalidad,  que, unido a los numerosos palacios y casas blasonadas, han quedado como mudos testigos de su importante pasado.
Por lo que respecta a la Iglesia de Nuestra Señora de la Vega, patrona de la ciudad, e importante monumento de la misma, las opiniones son escasas, divergentes, y no siempre demasiado halagüeñas. Apreciamos que tal error se debe, en gran parte, a un gran desconocimiento tanto de la propia iglesia como de la zona riojana en general, muy rica también culturalmente hablando. Citemos, como ejemplo, la escueta frase dedicada por Pedro de Madrazo, ya en pleno siglo XIX: Hallábanse antiguamente las afueras  de la villa pobladas de ermitas...  consérvase solo el afamado Santuario de Nuestra Señora de la Vega, en el cual se venera una imagen de la Virgen que supone la tradición fue traída de la vega de Granada... .

Acontinuacion definiremos las diversas etapas constructivas en que podemos dividir el proceso seguido en la construcción de la actual Basilica de la Vega:
1ª ETAPA: Escasa de documentación, abarcaría desde su construcción primitiva, como ermita, hasta el siglo XVII.
2ª ETAPA: Desde mediados del siglo XVII, hasta finales del mismo. Es su etapa más importante y paradigmática, caracterizada por múltiples intervenciones que darían lugar a una nueva construcción.
3ª ETAPA: Abarcaría todo el siglo XVIII, con importantes obras ya desde el primer decenio, dando lugar, otra vez, a una nueva remodelación, sobre todo en su cabecera.
4ª ETAPA: Desde comienzos del siglo XIX, no hay ya tal fiebre constructora, si bien, con su configuración actual ya bastante consolidada, aún se procede a alguna intervención en su fachada sobre todo y los terrenos que la circundan. Además de trabajos que podríamos denominar “de mantenimiento” y restauración.
5ª ETAPA: La situación es prácticamente la misma: el desvelo por su cuidado, patente a través del esfuerzo de los propios “jarreros” y la Cofradía de Nuestra Señora de la Vega, es el mejor ejemplo de ello.
Como hemos mencionado, intentaremos ir encajando las piezas de esta especie de “puzlle” que supone el levantamiento de la Iglesia a través de documentación bibliográfica, y, sobre todo, del “trabajo de campo” efectuado en el propio Archivo Parroquial de Haro, donde se encuentran depositados los Libros de Cuentas de la Basílica desde el siglo XVII. 

PRIMERA ETAPA
El día primero del mes de julio de 1063, se hace donación por parte del Rey D. Sancho García de Peñalén al obispo de Alava, Don Nuño, de la iglesia, y tierras adjuntas a ella, cercanas a los ríos Tirón y Ebro, como expresa Esteban de Garibay . Ya entonces, como consta en dicho documento, se la denomina iglesia, y no ermita, de un pequeño pueblo llamado Villa Bona, seguramente... primitivo solar de la Casa de Haro . Bien es cierto, que es un pequeño edificio, pero vemos por dicho documento su singularización ya como Iglesia de Santa María de la Vega, con su propio cementerio, y gozando de unas posesiones que se unen a dicha donación: conjunto notable para referirse a una pequeña ermita.
Posteriormente, Diego I López, primer señor de Haro (1093-1124) levantó un castillo en sus dominios, sin ubicación exacta conocida, persistiendo el nombre de Abeka, primitivo, para la iglesia. Hasta el siglo XIII, pese a la oposición de los obispos de Calahorra, dependió del Monasterio riojano de San Millán de la Cogolla (santo del siglo VI discípulo de San Felices de Bilibio, patrono de Haro). Y, también desde sus primeros tiempos, el Cabildo de Santo Tomás y el Concejo, como copatronos de las Iglesias de Haro, intervenían en su administración por medio del mayordomo de fábrica que para el Santuario nombraba cada Comunidad, como puede observarse en las cuentas que rendían los primicieros de Santo Tomás, por ejemplo en 1435, donde se observa una partida de 240 reales por mil tejas para dicha Iglesia y para la Vega, y en 1468 figuran también diferentes partidas referidas a esta última. De este copatronato surgieron diversos conflictos y litigios, precisamente por querer el Concejo intervenir en problemas de admisión o dimisión de personal, como criados, capellanes, etc. Así se comprueba por sentencia del Tribunal Eclesiástico de Logroño de 13 de septiembre de 1468 el mantenimiento y amparo al Cabildo de Santo Tomás de la posesión inmemorial en que estaba y estuvo de la elección privativa del Capellán y ermitaños de la Vega
Hasta entonces, Nuestra Señora de la Vega sería una modesta construcción, que complementaría la sencillez de su pequeño altar (rodeado de una verja coronada de bolas de jaspe de media arroba de peso) con una hornacina en la que se encontraba la Virgen sedente en su trono, sin ningún tipo de vestimenta. Encima, según consta en el Inventario de Papeles de la Parroquia de Santo Tomás, habría otra hornacina con un crucifijo .

 

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