HISTORIA DE LA COFRADIA
FUNDACION DE LA COFRADIA
Sobre los primeros años de historia de la Cofradía, es decir, durante la segunda mitad del s. XVI, no existe a penas información documental, sencillamente hemos de conformamos con las referencias que diferentes autores e historiadores eclesiásticos realizan sobre la fecha de fundación de esta institución y que sitúan en el año 1552 y el nombre con el que se fundó: "Cofradía de la Madre de Diosde la Vega" .
Una referencia directa, aunque muy posterior en el tiempo, sobre la fecha de la fundación, la encontramos en una certificación documental realizada por el Fiscal General Eclesiástico de la diócesis Lcdo. Femández de Angulo, que en el año 1851 y como tramitación previa para la aprobación de la refundación de la cofradía, certifica a la vista de la documentación obrante en los archivos, el año de 1552 como el de la fundación de la cofradía de la Virgen de la Vegade Haro.
Afortunadamente, frente a la precariedad casi absoluta, de las fuentes documentales en las primeras décadas de andadura de nuestra cofradía, para el estudio de la actividad de esta institución a lo largo de los ss. XVII y XVIII las referencias documentales son más abundantes.
Durante esos siglos, la actividad de la cofradía y sobre todo de sus mayordomos, que ejercen como administradores del Santuario, la podemos seguir gracias a las continuas referencias que aparecen en los libros de fábrica y de cuentas del santuario de la Vega. Las obras de ampliación, consolidación y mejora en el templo, a lo largo de los años, se desarrollan de forma continua y generan un gran volumen de documentación. Así, en todo este proceso constructivo y artístico producido alrededor del templo de la Vega, la cofradía y sobre todo sus máximos representantes, los mayordomos, junto con el cabildo eclesiástico del santuario y el Ayuntamiento, jugarán un papel determinante .
LA COFRADIA DURANTE LOS SIGLOS XVII Y XVIII
A partirde la primera década del s.XVII y hasta nuestros días, la actividad que desde la cofradía se desarrolla en la Vega queda suficientemente bien recogida por la diferente documentación existente: Libros de fábrica, protocolos notariales, contratos de obra, pagos a los artistas y artesanos, o compras de material constructivo, son algunos ejemplos de la información históricad e la que se dispone.
Una referencia muy importante para acercamos y entender el modo organizativo de la cofradía durante este periodo de lo encontramos en un documento que se conserva en el Archivo Municipal del Ayuntamiento de Haro. En un libro de cuentas, entre las cuentas del año 1802 y 1803 aparecen recogidas lo que se denominan "Reglas y Obligaciones que han de observar el Señor Mayordomo, Capellán y ermitaños del Santuario de Ntra. Sra. de la Vega, para la recta administración de sus efectos y limosnas" y aunque se trata de un libro fechado inicialmente en 1803, estas reglas recopilan el modo organizativo y de administración imperante durante un buen número de décadas anteriores y por lo tanto nos acerca a la realidad de la cofradía durante los siglos XVII y XVIII.
Con toda seguridad, estas reglas simplemente vinieron a establecer por escrito una costumbre heredada de antiguo en todo lo concerniente a la administración y gestión de todos los aspectos materiales relacionados con el santuario de la Vega. En definitiva y a falta de otro tipo de descubrimiento documental, estas "Reglas" son los primeros estatutos compilados y escritos de los que se dispone.
De lo que no cabe ninguna duda es que de una u otra manera la historia de esta cofradía camina estrecha e indisolublemente ligada a la devoción y culto hacia la Virgen de la Vega y a todo lo relacionado con su templo. Así ha sido desde sus orígenes y así continúa siendo en la actualidad. Por lo tanto, desde esta institución nos sentimos herederos del fervor y devoción que desde la Alta Edad Media, nuestros antepasados expresaban hacia María de la Vega.
En lo que se refiere a la actividad constructiva y artística en el Santuario de la Vega señalaremos, tan sólo, algunos ilustrativos ejemplos. Así, en el año 1650, el mayordomo Antonio Ruiz, previa consulta y beneplácito del cabildo eclesiástico y el Ayuntamiento, encarga obras en el santuario a los maestros canteros Pedro Martínez y Francisco Iglesias por valor de 200 reales de vellón.
Otro ejemplo lo encontramos algunos años más tarde, en 1653, la cofradía y su mayordomo encargan a diferentes artistas la construcción de un retablo mayor (anterior al que hoy se contempla) para el santuario. Las obras se le adjudicarán por 550 ducados al maestro escultor Juan de la Piedra, natural de Laredo (Cantabria).
Nuevas obras se acometerán en el año 1657, en esta ocasión el alcalde de la villa, un beneficiado eclesiástico del santuario de la Vega y el mayordomo encargarán las obras para la nueva cubierta del templo, por un importe de 5.000 reales. Las obras son adjudicadas a Martín Arriluceaga. En el año 1665, nuevamente se acometen obras, en esta ocasión se otorga escritura de obligación, para hacer la capilla y colaterales del santuario, entre Antonio Palacio y la cofradía.
Otro documento de singular importancia se conserva también en el Archivo Municipal del Ayuntamiento de Haro. Se trata de una serie de escritos fechados en el año 1664. En uno de ellos se recoge la contratación por parte de los mayordomos de la cofradía de un predicador para que participe con sus sermones en diversas festividades rel igiosas que se celebran en el santuario.
Pero el papel que socialmente desempeñaba la cofradía en el s. XVII no se limitaba sólo a los aspectos puramente religiosos. Así, las ferias de septiembre que se celebraban en honor a la Virgen de la Vega eran costeadas, en buena medida, por la propia cofradía. La actividad de la cofradía no se ceñía tan sólo a lo estrictamente religioso. Como ya señaló en un artículo el historiador Ladislao Gil Munilla, los cohetes y ruedas de fuegos artíficiales, así como los festejos taurinos que durante las fiestas de septiembre se celebraban en la villa de Haro en honor a la Virgen de la Vega, eran sufragados por la propia cofradía. Esta actividad ocupó a la cofradía durante buena parte de los siglos XVII y XVIII, y estas celebraciones suponían unos elevados gastos para las arcas de la hermandad.
En esos documentos fechados en el año 1664 también se observa otro aspecto importante, la cofradía había pasado ya a denominarse "Cofradía de Ntra. Sra. de la Vega".En ese momento los mayordomos eran dos y entre ambos se administraban los bienes y recursos del santuario durante un año. Al finalizar el ejercicio rendían cuentas a los contadores del cabildo eclesiásticos sobre los ingresos y gastos efectuados durante su mayordomía. Pero estos documentos evidencian que también había problemas. Ese año los mayordomos entrantes Pedro Briñas y Domingo de Olanide, vecinos de la villa de Haro, se quejan de que los mayordomos salientes Pedro Vitoriano y Lucas Urtaza, no les han rendido cuentas y por lo tanto la liquidación de cargos y alcances esta todavía pendiente. Estos problemas no eran infrecuentes ya que obligó a las autoridades eclesiásticas a intervenir seriamente sobre estos asuntos administrativos, señalando incluso la pena de "excomunión mayor" para los que no cumplieran con sus obligaciones. Incluso se obligó a efectuar un censo oficial de los hermanos cofrades existentes en esa fecha.
En 1687, la cofradía y su mayordomo junto con el cabildo eclesiástico proyectan la construcción de un edificio de servicio anexo a la basílica. Este edificio se conocerá como "casa de los capellanes o de los ermitaños" (con el transcurso del tiempo estos ermitaños pasaron a denominarse porteros y más recientemente sacristanes). Ahora bien esta casa no sería la primera, las fuentes documentales hablan de una anterior con función también de hospedería para los peregrinos que se acercaban al santuario de la Vega. El proyecto de esta casa fue diseñado por Juan de Raón y construido por los maestros canteros Luis de Aza y Juan de Ugalde. La construcción de este edificio alcanzó la suma de 8.500 reales, constaba de dos plantas y contaba con espacios destinados a caballerizas, almacenes, portería, oficina, cocinas, salas y aposentos. La cofradía empleó también esta casa como su sede.
Pero como ya se ha señalado, para un mejor conocimiento del modo de organización de este período hay que conocer con más detalle lo estipulado en el documento "Reglas y Obligaciones que ha de observar el mayordomo ... ". Esta reglamentación a lo largo de varios capítulos fija costumbres heredadas de antiguo, que finalmente son recopiladas y fijadas por escrito. Pasemos a desglosar someramente lo aquí estipulado:
- El mayordomo administraba durante un año los bienes y propiedades del santuario. Ahora bien, disponía de plena autonomía de gestión hasta un límite de 300 reales, para realizar compras u obras de más importe, necesitaba el consentimiento de los cabildos.
- Durante el año de su mayordomía debía efectuar las compras de medallas, estampas, papel de seda, novenas, etc. También debía comprar la cera, cabos y lágrimas de uso en el santuario a lo largo deeseaño.
- Los movimientos económicos debía registrar/os en un libro de cuentas para su posterior fiscalización. Igualmente debía reflejar los ingresos de todas las limosnas y donaciones recibidas a lo largo del año, especialmente las que se recibían en las ferias de septiembre.
- El mayordomo velaría también por el recto cumplimiento de las obligaciones que debían desempeñar en el santuario el capellán y los ermitaños.
- El mayordomo debía también velar por el igualitario reparto de las misas entre los beneficiados del santuario. E igualmente debía satisfacer el pago anual de los sueldos de los ermitaños, y efectuar los pagos por los servicios del preceptor de gramática, del organista o de los predicadores extraordinarios que durante festividades señaladas fueran necesarios.
El mayordomo también debía procurar el cobro de las diferentes rentas anuales que el santuario recibía, bien en dinero o especies, de sus propiedades. Las más importantes en ese momento son las que se relacionan a continuación:
- Por una casa en el Arrabal, 1.006 reales y 1 7 maravedíes.
- Por una casa en el barrio de Sto. Tomás, 242 reales.
-Por una casa habitada por Juan Rumaza, 700 reales.
- Por una casa en el barrio de San Agustín, 700 reales.
- Por una casa habitada por Diego Lacarra, 260 reales.
- Por una casa habitada porTadeo Almarza 484 reales.
- Por una cueva en el Taranco, 465 reales.
-Por varias rentas de Víctor G utiérrez, 243 reales.
- Por varias rentas de Francisco Ríos, 66 reales.
-Por varias rentas de Francisco Pérez de Junguitu, 481 reales y 19
maravedíes.
- Por varias rentas de Antonio Solero, 304 reales.
- Por una huerta llevada por Mateo Santerbas 600, reales Etc, etc.
y entre las rentas en especie, destacan por ejemplo los 1.064 reales anuales producidos por la venta de cántaras de vino, del mismo modo, también se recogen las rentas recibidas en trigo y cebada.
A través, de los detallados libros de cuentas se puede seguir el ordinario y cotidiano funcionamiento de la administración del santuario y de todas las necesidades que en torno a él se generaban. El volumen de esta actividad -pone de manifiesto la gran devoción que desde antiguo se profesaba a la Virgen de la Vega y a su milagrosa imagen.
En definitiva, la cofradía a través de los diferentes mayordomos se encargaba de la administración y cultos en el santuario. Hoy muchas de estas antiguas tradiciones todavía siguen vivas y los cofrades siguen velando por el cuidado y conservación de la basílica, además de manifestar colectiva e individualmente la devoción hacía nuestra Madre de la Vega.
LA HISTORIA DE LA COFRADIA DESDE MEDIADOS DEl SIGLO XIX
REFUNDACION DE LA COFRADIA EN 1851
Sin duda, uno de los momentos más importantes en la Historia reciente de esta Cofradía vendrá marcado por el año 1851. Ese año diferentes vecinos de la villa de Haro decidieron acometer la refundación de la Cofradía. Con ese motivo estas personas se constituyeron en una "asamblea extraordinaria" con el fin de solicitar al Obispo de la Diócesis de Calahorra y La Calzada la restauración de la antigua Cofradía de la Madre de Dios de la Vega.
En el archivo de la Cofradía se conserva el valioso documento-acta manuscrito, fechado el día 23 de junio de 1851, mediante el cual se constituye una "junta especial" y se redactan los nuevos estatutos o "capítulos" mediante los cuales se ha de regir, en adelante, esta institución. Así, en esa fecha y en presencia del Notario eclesiástico del obispado D. Florentino Bernal empieza su nueva andadura esta cofradía. Atrás quedaba una densa historia como cofradía a lo largo de los ss. XVI, XVII, XVIII y parte del XIX, para dar comienzo en ese momento a una nueva etapa. Se superaba un período de letargo o decadencia, para con nuevos aires retomar una andadura renovada.
Los "vecinos de Haro", todos ellos antepasados nuestros, que hicieron posible esta refundación y que constituyeron esa "junta especial" tal y como se recoge en el mencionado documento son:
"Francisco Baiiares, Juan Concuera, Fausto Malo, Martín Ocina, Domingo Rodriguez, Pedro Ortiz, Santiago García, Domingo Pérez, Gregorio García y Mardones, Ecequiel Almarza, Pedro García, Pantaleón Arnáez, Pedro Mateo, Manuelibáiiez, Manuel Plaza, León Trifol, Victo res Rubio, Claudio Be/unza y Florencio Berna/" .
• LOS NUEVOS ESTATUTOS
Estos estatutos, que en ese documento se denominan "Reglas o capítulos con que ha de gobernarse la cofradía de la madre de Dios de la Vega", se dividen en 19 artículos que regulan el ser y la organización de esta Cofradía a mediados del siglo XIX. Estas reglas fueron examinadas y aprobadas por el Vicario General y Provisor de la diócesis D. Ramón Subiza, en nombre del ,Con toda probabilidad esta refundación se produjo como consecuencia del largo proceso de decadencia que la cofradía experimentó a partir de las repercusiones que los diferentes procesos de desamortización de los bienes eclesiásticos. Estos procesos desamortízadores alteraron el antiguo modo de organización de esta secular institución jarrera. Estas medidas políticas se acentuaron durante el gobierno de Álvarez Mendizabal y sus procesos de desamortización del año 1835 (durante la regencia de la reina María Cristina 1833-1840, viuda del rey Fernando VII y madre de la futura reina Isabell!). la cofradía, resentida seriamente en su modo organizativo tradicional, terminaría languideciendo¡ sin ningún remedio, al perder sus más importantes vías de financiación. El proceso desamortizador culminaría con las medidas puestas en práctica por el ministro Pascual Madoz en 1855 y 1856.
En los archivos de esta cofradía también se conservan ilustrativos documentos sobre estos asuntos. Así, décadas después, en el año 1905, la junta de gobierno de la cofradía que ese año estaba presidida por el mayordomo Eugenio Mazón, emprendería toda una serie de acciones legales al encargar al despacho del abogado madrileño Federico Rodríguez Almela, que realice todas las gestiones que sean necesarias "para conseguir que la cofradía sea indemnizada por cuantos bienes de su propiedad se incautó la Nación a consecuencia de las leyes desamortizado ras de 1855 y 1856". Entre la cofradía y el abogado se subscribió un contrato, mediante el cual y como pago por los servicios prestados el abogado percibiría el 45% de las cantidades y valores reintegrados por el Estado a la cofradía.
La cofradía inició su nueva etapa en 1851 y el momento de la I'efundación contaba con un total de 69 hermanos/as cofrades, este número de cofrades, tal como se recoge en el correspondiente libro de registro y administración creció rápidamente. Durante las primeras semanas de la recién refundada cofradía las altas de hermanos y hermanas se sucedían continuamente.
La primera junta de gobierno¡ que en la documentación se denomina "junta especial"¡ como señalan los estatutos, estaba formada por "un abad eclesiástico y beneficiado de esta villa¡ un mayordomo, un prior¡ cuatro' comisionados, un tesorero¡ un secretario y un portero". La primera persona que ocupó el cargo de mayordomo en esta nueva etapa en la historia de la cofradía fue Felipe Neira. Además¡ otros cargos que le acompañaban en la junta de gobierno fueron: Claudio Velunza, abad¡ Evarísto Segarra, prior, León T rifo!¡ tesorero¡ Florencio Bernal, secretario¡ Dámaso López¡ Pantaleón Arnáez y Julián Juarrero, vocales y Nicolás Villegas, portero.
En los estatutos de 1851 se recogen los diferentes aspectos organizativos y de funcionamiento de esta institución en su nueva etapa. A conti nuación y por su interés, destacamos algunos de ellos. Los cargos de la junta se renovarán anualmente y se accederá a ellos por rigurosa antiguedad.
- La junta general se celebrará cada 8 de septiembre y en esa reunión se procederá a la renovación de cargos.
- Durante el año se celebrarán en el santuario de la Vega dos jubileos, a los que deberán asistir obligatoriamente los cofrades, también se deberá asisti r a los oficios de Semana Santa.
- Cada 8 de septiembre, a las 8 de la mañana se celebrará una solemne misa en el altar de Ntra. Sra. de la Vega, todos los cofrades deben asisti r con "hachas (velas) encend idas".
- La solicitud de ingreso de los nuevos hermanos se realizará mediante la presentación de un "memorial" al abad de la cofradía y los cofrades mediante "votación secreta con bolas blancas y negras" decidi rán su ingreso.
- Para el ingreso se deberá entregar "un hacha de cera de cuatro libras de peso" y satisfacer el pago de la cuota que lajunta fije.
- Para el uso de la cofradía se hará "una insignia de plata con la efigie de Ntra. Sra. de la Vega".
- Igualmente, se establece una cuota anual para "levantar las cargas de la cofradía".
- En caso de enfermedad de un hermano, los cofrades con velas encendidas le visitarán en su casa para que el abad le administre la comunión. Igualmente, en caso de fallecimiento, los cofrades con "hachas encendidas" acompañaran al hermano difunto durante los funerales y entierro.
En definifiva las 19 reglas de los estatutos de 1851 nos acercan al sentir de la religiosidad y la vida de la cofradía desde diversos e interesantes aspectos.
Otra información curiosa e interesante que nos ofrece la documentación sobre la refundación, son por ejemplo el pago de 22 reales anuales que se hacía al secretario, en compensación de sus trabajos. También se fija en 100 reales anuales el pago al portero por sus servicios en el santuario. Las cuotas de los hermanos y hermanas cofrades oscilaban, según edades y sexo, entre los 15 y 60 reales anuales.
Igualmente, los cofrades que no asistan a los actos y ceremonias obligatorias pagarán una multa de 2 reales y los miembros de la junta que no acudan a las reuniones satisfarán una multa de 4 reales. Entre el 6 de julio de 1851 y el 8 de septiembre de ese año la cofradía había recaudado, en concepto de cuotas y otros ingresos, un total de 8.490 reales y el número de cofrades había crecido hasta alcanzar los 112 .
LA COFRADIA EN EL SIGLO XX Y EN LA ACTUALIDAD
Ya en este siglo, la Cofradía, bajo la dirección espiritual y efectiva del que fuera su capellán durante casi cincuenta años D. José Monroy, continuó su afán de servicio hacía la devoción creciente a la imagen de Ntra. Sra. de la Vega.
- La adquisición del rosario de faroles en 1918,
- la consagración el 7 de Septiembre de 1952 del templo como Basílica,
- la coronación canónica de la Virgen en 1955,
- el entarimado del suelo
y las continuas obras de mantenimiento del templo son algunas muestras de unas actividades que continuaron, a su muerte en 1963 los diversos Mayordomos de la cofradía.
Se calcula que en las últimas dos décadas se han llevado acabo, a costa de los cofrades, obras por valor de unos 35 millones de pesetas, entre las que podemos subrayar:
- Renovación y reparación integral de la cubierta del conjunto arquitectónico (1981-1982).
- Restauración del Altar Mayor (1988).
- Obras de conservación del solado de la Basílica (1991),
- Restauración completa del Rosario de Faroles de Cristal (1994-1996}
- Restauración del órgano (1994-1995),
- y últimamente: la restauración de la sacristía barroca y los frescos de Francisco de Zorrilla (3 de mayo de 1.999). - La recuperación de los frescos de la cupula central y de toda la cabecera de la basílica y por último la recuperación de los frescos del alto coro (16 de Mayo de 2009). Una obra magna que ha recuperado en diez años uno de los conjuntos pictoricos murales mas importantes de la Rioja.
En la actualidad la Cofradía cuenta con unos 1.600 cofrades y una activa Junta de Gobierno de cerca de 30 miembros, encargada de llevar a cabo los acuerdos de la Junta General. Una Junta reformada y rejuvenecida recientemente, llena de ilusión y ganas de hacer cosas, con proyectos que aseguran una gran actividad en los próximos años.
Entre las actividades actuales destacaremos: La tradicional presentación de los niños ante la Virgen de la Vega, conocido como el "paso por el manto", que se celebra cada año el día 2 de febrero en la basílica de Ntra. Sra. con la presencia de la practica totalidad de los niños nacidos en nuestra ciudad durante el año.
La Semana Mariana, instaurada en 1997, como preludio al año jubilar 2000, y que pretende atraer, durante este mes dedicado a María, a todo el pueble hacía una reflexión sobre el misterio de la encarnación salvadora con actos litúrgicos, exposiciones, conferencias y actividades culturales para niños y mayores.
La novena y la salve multitudinaria que precede al día grande de nuestra patrona también son objeto de nuestra actividad como cofradía, que culmina el día 8 de Septiembre festividad de la Virgen de la Vega, con la Misa Solemne, el pisado y ofrenda del primer mosto riojano a Ntra. Sra., el concurso de piropos, y la ofrenda de flores. Por la tarde, a las 8,30 la solemnísima procesión del rosario de faroles de cristal, declarada , el 24 de marzo de 1.999, fiesta de interes turístico regional, recorre las calles de Haro entre el silencio respetuoso de la multitud que solo se rompe para lanzar los tres ¡Vivas! preceptivos tras el canto del " Himno a la Virgen de la Vega" en la penumbra de la Plaza de la Paz. El rezo de la salve y el tradicional reparto de las espigas del milagro ponen broche de oro a un día intenso de emoción para los cofrades y de duro trabajo para la Junta de Gobierno de la Cofradía.
Otras actividades varias como representaciones en localidades vecinas, participación en grupos y acciones parroquiales, cuestaciones, recuerdos religiosos, imposición de medallas, y colaboración activa en todo lo referente al mantenimiento y la liturgia de la Basílica de Nra. Sra. mantienen ocupada a la Junta de Gobierno durante todo el año.
La gozosa noticia de la proclamación por el Sr. Obispo de la Diócesis, de la Basílica de Ntra. Sra. de la Vega como Santuario Jubilar para este año 2000 y la convocatoria para una Gran Peregrinación de las Cofradías Riojanas a la Basilica, con ese motivo, nos pilló en pleno esfuerzo por acondicionar algunas de las salas del edificio anejo a la Basílica (Antigua casa del Ermitaño) como sede de la Cofradía y en el inicio de un ambicioso proyecto para reconvertir los bajos de la misma en un magnífico museo en el que exhibir los múltiples objetos de gran valor, tanto material como espiritual, conque los devotos de todos los tiempos han obsequiado a Ntra. Sra. de la Vega como muestra de agradecimiento por los grandes favores que por su intercesión ha recibido toda nuestra comarca riojalteña. Proyecto, echo realidad el año 2002.
(Recopilación historica realizada por el secretario de la cofradia Javier Garrido Oñate para el boletín extraordinario del 450 aniversario de la misma)